![]() |
Una hoja del otoño |
Fifí, en cambio, está feliz: es hora de guardar la ropa de verano y renovar el vestuario. Cada día que viene a casa intenta convencerme para que la acompañe y me muestra sus últimas adquisiciones.
─Nena, anímate. ¡No ves que en invierno hay que ponerse más ropa y más accesorios!... Nunca te entiendo... Vale, lo sé, odias ir de compras pero seguro que si lo intentas al final le coges el gustirrinín... Venga...
─Fifí, no me hartes.
─Mustia, eres una mustia. Por cierto, no te quería decir nada pero ese corte de pelo que te has hecho no te favorece nada, estás horrorosa.
─Eres un sol, Fifí.
─¡Pero si te lo digo desde el cariño!
─¡Menos mal! Hala, vete de compras y déjame con mi pena.
─¿Pena?
─Sí, Fifí, pena por sentir la cercanía del invierno, el frío... Ver cómo mueren muchas de mis plantas de temporada... Pena, Fifí, mucha pena.
─Eres más rara... Pero bueno, aunque cada día me cueste más, te quiero. ¡Huy, te dejo que he quedado con Maca para ir a la milla de oro y voy a llegar tarde!
─Adiós, Fifí, vete como el verano.
─¡Ay, nena, tómate un lexatín que estás fatal!
─¿Pena?
─Sí, Fifí, pena por sentir la cercanía del invierno, el frío... Ver cómo mueren muchas de mis plantas de temporada... Pena, Fifí, mucha pena.
─Eres más rara... Pero bueno, aunque cada día me cueste más, te quiero. ¡Huy, te dejo que he quedado con Maca para ir a la milla de oro y voy a llegar tarde!
─Adiós, Fifí, vete como el verano.
─¡Ay, nena, tómate un lexatín que estás fatal!
No hay comentarios:
Publicar un comentario