lunes, 25 de noviembre de 2013

Rabanitos de invierno

Plantación de semillas de rabanitos

La lluvia no cesa. El aire golpea contra la casa como si el lobo del cuento de los tres cerditos soplara sin descanso y las hojas del hibiscus no logran mantenerse erguidas. Dos tímidos tomates aguantan los envites del otoño y un pimiento resiste como si fuera un náufrago sobre unas tablas de madera en mitad del Atlántico
─¿Qué miras por la ventana?
─Las macetas.
─Pero si solo hay tierra. Antes tenías ahí plantadas unas florecitas de colores, ¿no?
─Sí, unas petunias.
─Bueno, tú ya sabes que a mí la botánica nunca se me ha dado bien, amor.
─A ti sólo te interesa la economía y el derecho.
─No te metas conmigo.
─No lo hago.
─¿Te ocurre algo?
─Estoy preocupada. Hace una semana planté unas semillas de rabanitos.
─¿Y?
─No ha brotado nada. Me imagino que el frío lo impide, pero me hacía tanta ilusión...
─¿Quieres que me acerque a la frutería y compre unos rabanitos?
─No, no me gustan.
─No te entiendo.
─Yo tampoco.

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