miércoles, 21 de mayo de 2014

Latidos atléticos en mi jardín


Tomates cherrys, una mata de calabacín, cebolletas, petunias, hibiscus... Observo como el jardín renace, sonrío y por un momento siento ese instante de felicidad... Una felicidad que se fuga en el momento que oigo retumbar el timbre de la puerta y escucho el tono elevado de mi querida amiga Fifí.
─¡Nena, abre la puerta, tenemos que hablar!
─¿Qué ocurre?
─Esto no puede seguir así, estás muy, pero que muy mal... Por favor, mírate.
─Ay, Fifí, no veo nada raro en mí. Tal vez que estoy un poco sucia porque estoy trasplantando unos esquejes de kalanchoe calandiva, pero salvo eso...
─Nena, que es vergonzoso como vas, que entiendo que estés emocionada porque tu amado Atlétio haya ganado la Liga y vaya a jugar la final de la Champion, pero no puedes ir vestida todo el día con la equipación, que el glamour te ha abandonado. Hija, que vives en un barrio muy pijo y aquí son todos del Madrid, que estás en boca de todo el mundo, que llamas mucho la atención con esos rizos de loca y la camiseta rojiblanca...
─Fifí, "toito" te lo consiento, menos que me ofendas por mi Atleti.
─Nena, no me pongas esa cara de enfado.
─Sí, te pongo esta cara porque la historia se escribe latido a latido y mi corazón no para de palpitar.
─Horror, con lo arisca, cactus y borde que tú eres, el Altlético te ha vuelto romántica.
─Fifí, si no apoyas al Atleti será mejor que no vuelvas por casa hasta el próximo lunes. Déjame con mi emoción, mi alegría porque al estilo Pantoja te diré: "hoy voy a confesar que estoy enamorada".
─¿De tu marido?
─De mi Atleti.