miércoles, 26 de diciembre de 2012

Pétalos en el gin tonic

Gin tonic florido

─Nena, en Nochebuena cenáis en mi casa y no admito un no por respuesta.
─Fifí, no te compliques. Si te parece compro unos langostinos, una pularda rellena y...
─No me seas pularda. Este año yo me encargo de todo... Verás, verás qué sorpresa te tengo preparada.

La cena, por supuesto, fue impresionante. Los adornos navideños decoraban cada rincón de la casa. El jardín resplandecía entre tantas luces. La vajilla, el mantel, las copas... Todo era perfecto  porque Fifí es la mejor anfitriona del mundo: se desvive por sus invitados, está pendiente del más mínimo detalle, apunta en su pequeña agenda los gustos de cada comensal, personaliza los servilleteros... No se le escapa nada.
─Fifí, me has impresionado. ¡Qué cena tan maravillosa!
─Nena, aún no has visto tu sorpresa...
De pronto se acercó con un gin tonic repleto de pensamientos (comestibles), fresones y cerezas. El gin tonic más bonito que jamás había visto, el gin tonic más dulce que jamás había tomado. Un gin tonic florido repleto de amor.
─Fifí, te quiero un montón.
─Calla, calla, que a tu carácter arisco no le sienta bien tanta ternura.
─Qué boba eres. Un brindis por nuestra amistad, nuestros enfados, nuestros caracteres tan opuestos, nuestra vida...
¡FELIZ 2013!

viernes, 9 de noviembre de 2012

Mi entrevista en "Planeta Huerto"

─¡Nena, que vas a ser una estrella! Ay, me tienes alucinada. ¡Quién me iba a decir que esas macetas y tu absurdo vicio de cultivar tomatitos y lechugas te iba a lanzar a la fama mundial! Se lo he contado a Maca y no daba crédito. Aunque no lo creas, eres la envidia de toda la urbanización. ¡Incluso quieren organizar una visita cultural a tu jardín para contemplar tus zanahorias y calabacines! Claro, que les he explicado que todo el mérito es mío por animarte en tu nuevo hobby y que mis explicaciones te han sido de gran utilidad.
─Fifí, qué morro tienes, pero si tú no tienes ni idea.
─Ay, no me delates, que me hace una ilusión loca y he pensado que tal vez dentro de unos meses me pueden hacer una entrevista a mí y, con suerte, coincidiré con la Lomana en alguna fiesta con glamour.
─En fin...

Mi entrevista:

PD. Mil gracias a Planeta Huerto por su entrevista y esas semillas tan tentadoras que me ha regalado. ;-)


lunes, 15 de octubre de 2012

Mi higo está enamorado


─Nena, ¿qué te ocurre?
─Ay, estoy emocionada, mi higo está enamorado.
─¿Qué dices?
─Sí, hace unos días apareció doña Granada con su gran cuerpo, sus dientes descolocados, sus ojos verdes, un coqueto sombrerito ladeado hacia la derecha y sus labios pintados de rojo carmesí. El higo carnívoro sintió que el corazón se le desbocaba, se le metió el deseo en vena, tembló de pasión y ahora exhiben su amor sin pudor: ella ríe con sonoras carcajadas cada vez que el abre y cierra la boca y él solo piensa en comérsela a bocados.
─Nena, cada día estás peor.
─Ay, Fifí, qué bonito es el amor.



martes, 25 de septiembre de 2012

El duende de mi jardín

Mi duende de la felicidad

─¡Martín, Martín, Martín! Nena, desde que has vuelto de ese pueblo perdido de Castilla no paras de nombrar a Martín. ¡Tengo su nombre metido entre las sienes!
─Fifí, no te pongas celosa.
─Estás insoportable. Huy, ¿qué es eso? ─pregunta con sus morros fruncidos al ver la figura que se oculta tras las hojas del pepino.
─Es un duende. Martín no cree en los enanitos del jardín, él confía en los poderes mágicos de los duendes y antes de irme me regaló uno para que me protegiera, potenciara mis poderes de bruja y rodeará mi vida de felicidad.
─Nena, me empiezas a preocupar.
─Martín, el único niño de su pueblo, solo tiene trece años. El aburrimiento le ha reinventado y se ha convertido en un experto ganadero-horticultor. En un terreno cercano a su casa ha creado un huerto y este verano ha llenado la despensa de tomates, acelgas, coliflores, pimientos, cebollas y patatas. En el garaje, ha habilitado una zona para conejos ─ahora los vende a seis euros─, gallinas que ponen huevos y un gallo impertinente que les despierta cada mañana.
─Parece la historia de Heidi y Marco.
─Fifí, de verdad que es impresionante todo lo que sabe del entorno rural, del campo... Con mirar al cielo sabe si va a llover, me ha dado clases magistrales respecto al cultivo de tomates y no puede contener la risa cuando le explico que yo los planto en macetas.
─Nena, atraes a la gente extraña.
─No, Fifí, a la gente con corazón.

El huerto de Martín
Gallinas y conejos


domingo, 2 de septiembre de 2012

El riego automático y los higos carnívoros

Los higos están locos desde que funciona el riego automático

─Ya sé que la quieres mucho, pero mírala que pintas tiene... Ese pelo recogido de mala manera, ese rizo que se le escapa del flequillo al estilo Estrellita Castro, esas manos con la uñas destrozadas, esa camiseta roída llena de sudor... Ningún toque glamuroso, la verdad.
Oía como Fifí me elogiaba delante de mi marido y aguanté la tentación de clavar las tijeras de podar en su yugular... Regulé la respiración para que no me diera un ataque de asma y seguí con mis labores.
─Fifí, tienes razón, pero ya sabes que carácter tiene... Le he dicho mil veces que llame a ese jardinero amigo suyo para que instale el riego automático, pero no hay manera. Soy contrario al intrusismo profesional y no entiendo porque ella insiste en hacer todo lo relacionado con el jardín. Si parece la loca de los semilleros... La otra mañana la descubrí hablando sola a los calabacines, no para de presumir sobre los ridículos tomates que brotan en sus maceteros y encima pinta ojos a los higos para simular que son monstruos carnívoros.
─Nene, tu nena está muy mal. Ha dejado de acudir a nuestros meriendas de los jueves. Rebeca está indignada y Maca está pensando no invitarla a su fiesta de este verano. Te diré, que si no lo hace es por ti, que ya sabes que te quiere mucho.
Percibí como mi marido se sonrojaba e intentaba ocultar su satisfacción al oír que su primer amor aún sentía algo por él. Me levanté del suelo, sacudí la tierra que retozaba por mis piernas, retiré mis guantes, coloqué mis gafas y me acerqué a ellos.
─¿Hablabais de mí? ─pregunté mientras fijaba mi mirada en Fifí.
─No, nena... De verdad de la buena. Te lo juro por mis niños.
─Fifí, tú no tienes niños.
─Mira que eres quisquillosa. Comentábamos lo "manitas" que eres. La cuestión es saber si el riego va a funcionar.
Por suerte el riego funcionó y, muy a su pesar, tuvieron que elogiar mi hazaña.
─¡Ahora que tienes riego automático en tu plantación podrás venir este verano a Sancti Petri!─ gritó Fifí.
─Sí, iré unos días, pero antes me voy a refugiar una semana a una casita rural en un pueblo de Segovia.
Mi marido me miró ojiplático. ¿Conmigo?, preguntó temiendo mi respuesta.
─No, voy a ir sola, necesito calma. No sufras, amor, luego iré contigo a la playa.
Fifí me desaprobó con la mirada, pero rápidamente pensó en ella.
─Nena, ¿mientras tú no estés puedo usar a tu marido de pareja para acudir a las fiestas?
─Claro, Fifí─asentí mientras una lágrima de emoción brotaba como la gota del gotero del riego automático.
─¿Por qué lloras, nena? De verdad que no te voy a quitar a tu marido.
─Ya lo sé, tonta, pero me emociona tanto ver que funciona mi riego automático.
Fifí y mi marido cruzaron sus miradas de preocupación y por una vez no supieron qué decir, ni cómo controlar mi emoción caótica.


lunes, 6 de agosto de 2012

Tomates y pimientos al estilo "Lomana"

Directos de mi macetohuerto
Fifí entró en el salón más rápido que Usain Bolt y con los nervios ensortijados en sus rizos.
─¡Qué intriga! Por Dios, no quepo en mis tacones de la emoción. Cuéntame, ¿quién viene a comer: Carmen Lomana, Isabel Pantoja, Paquirrín...?
─Fifí, no viene nadie. Solo tú y yo.
─¡Pero si me has dicho que me invitabas a un gran festín! Y he supuesto que vendría algún famosillo... Con lo que a mí me gusta codearme con la gente del papel "couché".
─Entendiste mal mis palabras...
─Entonces, ¿qué misterio oculta la comida de hoy?
─Fifí, quiero compartir contigo los primeros frutos de mis tomateras y mis pimientos de padrón.
Fifí, recolocó sus tetas siliconadas, pestañeó con fuerza y puso sus morritos fruncidos.
─Nena... ¡pero si solo tienes dos tomatitos y dos pimientitos!
─¡Pero a que son monísimos!
─Si tú lo dices... Anda, llama a la Lomana y que venga a verlos.

martes, 31 de julio de 2012

El misterio de las zanahorias


Al estilo Jesulín de Ubrique confieso en dos palabras que soy una: "im-paciente". No soporto la espera o me desespera la intriga, el misterio... Este año mi duda es naranja o eso creo porque realmente no sé si es naranja, ni si existe o es una ilusión óptica que me perturba y me turba.
En primavera decidí plantar unas cuantas semillas de zanahorias. Poco a poco brotaron unos tallos verdes ("súper ideales", que diría Fifí). Las hojas tomaron cuerpo, lucen su belleza y las muy cucas ocultan bajo la tierra su fruto: la zanahoria. Ahora estoy con un sin vivir: ¿habrá zanahorias bajo los tallos?, ¿cómo sabré que están listas para ser devoradas?, ¿serán grandes o pequeñas?, ¿qué forman tendrán?
Mientras, Fifí insiste en saber si este año me dignaré a aparecer por Sancti Petri pero yo, sinceramente, solo pienso en mi "misterio-zanahoria".


jueves, 26 de julio de 2012

Flechazo de pasión

Cactus de la pasión

Sí, me he dado cuenta, pero me quiero resistir. He notado tu mirada. Y, para qué negarlo, solo tengo ojos para ti. Me encanta tu cuerpo: grande, robusto... Fuera de los cánones de belleza, aún así, seductor y tentador. 
Te evito unos minutos y vuelvo a ti. Te miro y siento que ya no puedo dejarte, que solo puedes ser mío, que me moriría de celos si te fueras con otra persona. Me has enamorado, encandilado. Eres tan grandullón que pareces un muñeco de nieve verde. Ven conmigo, corazón, no te voy a dejar escapar, mi "gordi-pincho-cactus".  

Tres "pinchos" de mi colección de cactus

martes, 24 de julio de 2012

Secar las hojas de laurel


Los clásicos siempre animan el alma. Esta primavera-verano he vivido como en un montaña rusa. De pronto, estaba en la cima, emocionada por mis grandes calabacines y lechugas. Pero, sin darme cuenta, bajaba a las profundidades más oscuras al ver cómo mis tomates eran devorados por los verdes gusanos y se les ponía el culo negro. Un vaivén de ilusión y tristeza que he sobrellevado con mis infusiones de verde optimismo y mi confianza ciega en que la Naturaleza siempre me haría un guiño seductor.
Esta mañana he contemplado mi clásico, el laurel que me regaló Nacho, he quitado algunas hojas para que se secaran y he decidido crear con él un árbol redondeado.
─¿Por qué tiendes esas hojas? ─gritó Fifí al verlas sobre la valla.
─Es laurel. Así se seca y puedo utilizarlo en la cocina.
─Nena, pues tardarías menos si las metes en la secadora.
Ay, Fifí, hay días que no sé qué hacer contigo... Me desquicias.

jueves, 12 de julio de 2012

Tomates con el culo negro y gusanos verdes

El gusano cabrón zampándose mi tomate
El taconeo insistente de Fifí me molesta y desconcentra.
─Nena, ¿qué haces tirada en el suelo junto a los tomates y con una lupa pegada a tu ojo?
─Calla, Fifí, hoy no estoy de buen humor.
─Tú nunca estás de buen humor... ¿Qué haces?
─Intento atrapar a los invasores.
─Ay, nena, explícate, que no me entero.
Retiro la lupa de mi ojo, seco la lágrima que rueda por mi mejilla. y desahogo mi drama:
─Fifí, estoy sin vivir en mí. Sufro por mis tomates y no sé si podré salvarlos. Esta mañana he descubierto que muchos de ellos tienen el culo negro. Después de investigar por las redes, me han explicado que padecen "podredumbre apical", una deficiencia de calcio que se produce por el exceso o falta de riego. Rápidamente he disuelto un vaso de leche en un litro de agua y los he regado para ver si soluciono su mal. Pero los problemas no vienen solos y, entre riego lácteo y riego lácteo, he visto unos agujeritos en un tomatito... ¡Un gusano verde cabrón se lo estaba comiendo!
─Nena, ¡qué horror!
─Sí, Fifí, el gusano cabrón se llama "Tuta absoluta". Un drama. Así que me voy al vivero para que Franklin Garden me aconseje qué hacer... Ay, a este paso voy a tener que ir al psicoanalista... ¿Quién me pone la pierna encima?
─Nena, ¿quién iba a pensar que unas tomateras te darían tantos quebraderos de cabeza?

El culo negro de mis tomates


martes, 10 de julio de 2012

¡Un premio verde!


─Nena, ¿qué te ocurre? Tienes el cutis divino y la sonrisa constante de tu cara es desesperante. Me irritas.
─Ay, Fifí, que estoy muy feliz. Llevo una semana de emociones continuas. Lo mejor de lo mejor: ¡he ganado el segundo premio de "Macetohuertos" que ha organizado @nuestrohuertito y de premio, una camiseta de @todohusqvarna ! Ay, no te imaginas cuánto me ha ilusionado.
─¿Que has ganado un premio?
─Sí, ¡por mi macetohuerto, mis calabacines y mis semilleros!
Percibí los celos de Fifí al ver su morro retorcido y su nervioso pestañeo. Ella quiere ser el centro del universo y de mi universo. No asimila que tenga otros mundos paralelos, otra vida, otros amigos... Siente miedo. 
─Fifí, además han nacido varios tomates en mis tomateras... Ay, qué felicidad.
─Nena, yo no te quiero decir nada, pero estás fatal, eso sí, el cutis lo tienes divino. Ándate con ojo, que tanto verde en la vida no debe ser bueno... En fin, te dejo que tengo cita con mi esteticien, aunque a este paso me tendré que montar un huerto para tener tu tono de piel.
─Venga, Fifí, no te pongas celosa, que yo solo te quiero a ti.

PD. ¡Mil gracias a @nuestrohuertito por organizar el concurso! Y un beso enorme a todos los participantes y ganadores. 
Concurso: http://nuestrohuertito.blogspot.com.es/

El primer tomate del año, verde y pequeño... En breve, rojo y grande

lunes, 18 de junio de 2012

Una enlazada historia de amor

Un amor entrelazado

─¿En qué piensas?
─En una historia de amor.
─¿Secreta?
─No, pero emotiva.
─Cuenta, cuenta.
─Sus vidas estaban separadas. Vivían alejados el uno del otro, no mucho, pero lo justo para desearse y no tocarse. Un capricho del destino les acercó y lentamente se enlazaron, se ruborizaron al sentir sus roces, se retorcieron de placer y deseo... Hasta que los separé.
─¿Se separaron por tu culpa?
─En cierto modo... Debía hacerlo, Fifí.
─Pero si se amaban...
─Era un amor imposible, destructivo.
─¿Te metiste en medio de la pareja?
No, solo los distancie.
─¿Por qué?
─Para que crecieran y se desarrollaran.
─Pero juntos también lo harían.
─No, Fifí.
─¿Quiénes son ellos?
─¿Ellos?
─Claro, la pareja de la que me estás hablando.
─Es la historia de mis pepinos, que entrelazaron sus tallos y tuve que separarlos.
─Nena, cada día eres más tonta y no te insulto más porque aún es por la mañana. Ay, te prefiero en "fase cactus".

La flor del pepino


viernes, 15 de junio de 2012

Fase cactus

Mis amigos de mi fase cactus

Cada uno sabe cómo es. Hace tiempo que me harté de complacer a todo el mundo, caer bien a la mayoría de los mortales y ocultar mis pensamientos o mi forma de ser. Quien me quiera, que me quiera. Quien me odie, que me odie.
Estos pensamientos o quebraderos de cabeza tan serios se deben a que esta semana he estado en "fase cactus": antisocial, apagada, seca...
¿Por qué? Pues no lo sé, no tiene explicación, pero de vez en cuando necesito desconectar de Fifí, sus pijas-friends, mi marido, mis amigos... Del mundo en general y de nadie en particular.
─Nena, ¿qué te ocurre? ─ me whatsappea Fifí.
─Lo siento, estoy en fase cactus y antisocial. Hablamos la semana que viene
─Ay, nena, siempre con tus excentridades... En fin, esperaré a que vuelvas a la fase flor.
─Ok.
Pese a mi fase cactus, me encanta mimar a los que soportan mis cambios caóticos de humor con fantásticas cestas de frutas. ¡Hay que aprovechar esta época de melocotones, sandías, picotas, nectarinas...! Humm, sí, abandono mi fase cactus y me lanzo a los placeres frutales...

Las frutas de la perdición


lunes, 11 de junio de 2012

El robusto calabacín

Evolución del calabacín y la ensalada de "mi lechuga"

Mi cara refleja la felicidad. Resplandece bajo los rayos de sol que aterrizan sobre el jardín. Demasiada euforia.
─Nena, ¿por qué estás tan contenta?
─Ay, Fifí, no te imaginas lo grande que es, me tiene loca. Enorme.
─Cuenta, cuenta...
─Su forma es perfecta, robusto, duro...
─Sigue, sigue...
─Grande, pero en su justa medida...
─¿De quién es?
─Mío, solo mío.
─No seas tan acaparadora.
─Es que me ha costado mucho conseguirlo.
 ─Querida, ¿a quién pertenece ese gran miembro masculino?
─Mmm... No te entiendo...
─Robusto, grande, perfecto, duro...
─¡El calabacín, Fifí, el calabacín! Está que se sale... Vente mañana a comer, que te vas a chupar los dedos con mi gran calabacín... Y de primero, lechuga del huerto.
─Nena, cada día estás peor.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Invasión de extraterrestres en mi jardín


─Como no vengas el sábado a la "Spring  Party" dejo de hablarte hasta después de verano ─me amenazó con su voz engolada mi adorada Fifí─ ¡Y quién avisa no es traidor!
La amenaza era sugerente. ¿Sería cierto que mi ausencia provocaría su mutismo hasta septiembre? Mi tentación de no acudir a la "súper fiesta" se multiplicó por mil al saber que debía ir disfrazada al estilo años 70. Opté por ir aunque antes, para relajar mi ira, solté unas cuantas palabrotas frente a los brotes de tomate con tal fuerza que sus pequeñas hojas casi salen volando.
Rebusqué por el armario y encontré un vestido estilo ibicenco que adorné con collares. El maquillaje, unas margaritas de plástico del chino y unas alpargatas con alzas hicieron el resto. 
Como es habitual al llegar a la fiesta Fifí me fusiló con la mirada.
─Ay, nena, te podías haber esmerado más con el disfraz...
Ella iba embutida en unos pantalones verde fosforito, corsé fucsia que elevaba sus pechos siliconados casi hasta el cuello, unas alas de plumas de pavo real, unas plataformas doradas y, sobre su cabeza, unas antenas psicodélicas.
─¡Fifí! ─exclamé con voz perpleja.
─¿Verdad que es ideal?
En ese momento paso un camarero junto a mí, tomé un vaso de mojito, me senté y me quedé ojiplática ante el espectáculo que desfilaba por el salón. No sabía si estaba en una fiesta de los años 70 o en una reunión de extraterrestres.
Por efecto de los mojitos y el humo de los porros ("¡muy años 70!", exclamó Fifí entre calada y calada), llegué a casa embriagada de alcohol, con la voz pastosa y una risa incontrolable.
Salí al jardín para despejar mi borrachera y descubrí un fruto verde que brotaba de una de mis plantas. Intenté centrar la vista. Verde, alargado, con un sobrero amarillo... ¿Será un extraterrestre que quiere conquistar mi jardín? Me apoyé sobre la mesa y contemplé con un poco de miedo como los huevos-extraterrestres habían invadido mis macetas.
─¡Fifí! ¡Mi casa está invadida de huevos-extraterrestres verdes como en la película "Cocoon"! ─le grité desesperada por el móvil.
─Nena, métete en la cama que me parece que a el "efecto mojito" y los años 70 no te han sentado nada bien.
A la mañana siguiente no me atrevía a salir de casa. ¿Habrá desembarcado la nave alienígena en mi césped?, ¿estarán chapoteando los extraterrestres en mi piscina? Abrí temblorosa la puerta y descubrí que... ¡los frutos verdes con capuchón amarillo son mis calabacines! ¡Ay, cuánta ilusión! ¡Ay, qué mal estoy!







miércoles, 23 de mayo de 2012

Una orquídea entre verduras

La orquídea preside una zona del salón

Las hojas de los calabacines se expanden sin control por el jardín; el perejil se ha convertido en un árbol que aspira a hacer cosquillas a las nubes; las lechugas despliegan sin pudor sus verdes encantos (¡me gusta tanto su gordura que aún no me atrevo a catarlas, a romper su redondez) y los pimientos de padrón avanzan con paso lento pero seguro.
En los semilleros, los tomates brotan sin parar, las zanahorias muestran cuatro pelos verdes y los pepinos se estiran como si quisieran alcanzar el Everest.
Tanta invasión verde empieza a asustarme y mi sentimentalismo me hace sufrir: ¿qué voy a hacer con tantas tomateras, matas de pepino y zanahorias?, ¿cómo sabré que la naranja zanahoria ha crecido lo suficiente si no la puedo ver?, ¿por qué en las caléndulas aún no ha asomado ningún capullo?...
El sonido del timbre asusta mis pensamientos. Me acerco con cautela hasta la puerta.
─¿Quién es?
─Buenos días, traigo un regalo para usted.
Abro y una orquídea blanca inunda mi vista. La tomo emocionada entre mis brazos, firmo el recibo de entrega, me despido con una enorme sonrisa, cierro la puerta y observo la belleza efímera y minimalista de la planta. Leo la nota que alberga el pequeño sobre que se balancea sobre el papel de seda que envuelve la orquídea y mi corazón palpita.

"El calabacín que me regalaste me recuerda cada día la grata velada que pasé en tu fiesta. 
Mil gracias por todo
Besos
Arturo"


Un agradecimiento que me encanta y por un momento me hace olvidar la invasión verde del jardín, mi estrés con los semilleros y mi preocupación por el crecimiento de las zanahorias.

Las tremendas hojas del calabacín




jueves, 17 de mayo de 2012

Los tesoros de mi jardín

El capullo de la hortensia apunta maneras

─¡No me mientas! ¡No soporto que me mientas! ¡Me saca de quicio no saber la verdad para poder cotillear!...
Fifí me gritaba desde su Iphone de última generación con su voz desgañitada.
─Fifí, de verdad, no sé a qué te refieres.
─¿Cómo que no? Se va tu santo diez días a México y no has acudido al spa, ni a la fiesta de Greta, ni a la inauguración de Pati... ¿Pero se puede saber qué narices te ocurre?
Fifí estaba muy irritada y yo sabía por qué: me echaba de menos.
─Anda, Fifí, vente esta tarde a casa y te explico todo.
Llegó a las cinco, con el morro retorcido y con ganas de apretujarme entre sus senos siliconados.
─Explícame ahora mismo por qué me has abandonado ─suplicó Fifí.
Tomé su mano, la apreté con suavidad y la llevé hasta el jardín.
─Ahora no hables, relájate y abre tus sentidos para disfrutar del paraíso.
Intentó hablar, pero la inmensidad de la Naturaleza la hizo callar y entender mi obsesión por el jardín, por el huerto y mis locuras verdes.

La primera flor del calabacín

Una rosa blanca en el jardín
Las pequeñas flores del árbol de la entrada


jueves, 3 de mayo de 2012

Huerto-Florida

Los calabacines en el bancal. Falta glamour, sobra ilusión

─Lo siento, debo irme 10 días a Brasil para reunirme con los abogados de allí y ver qué estrategia seguir con la demanda que han interpuesto a uno de nuestros clientes con negocios a ambos lados del Altántico. Me da mucha rabia que no puedas venir, pero... ─Mis oídos escuchaban las explicaciones de mi marido mientras mi mente gestaba nuevas ideas. Le observé, simulé una triste mirada al estilo "cordero degollado" y le tranquilicé.
─Cielo, no te preocupes, sabes que es bueno que de vez en cuando nos echemos de menos. Además, Brasil te va a encantar.
Aguanté mis ganas de dar botes por la casa. Por fin iba a estar diez días sola para poder ejecutar mi plan: levantar parte del césped del jardín, planificar un huerto terrenal y plantar toda la producción de mis semilleros. En mi mente bullían cientos de ideas para mi "Huerto-Florida" (¡algún nombre debía tener para que Fifí no se enfadara conmigo!).
Una vez que mi marido partió rumbo al paraíso, llamé a Franklin Garden, le expliqué mi plan y le supliqué que me dejara las herramientas necesarias para comenzar. Al cabo de una hora él estaba allí con todos sus artilugios: azadas, rastrillos... Insistió tanto en ayudarme que no me pude negar y compartimos una mañana de trabajos forzados. ¡Menuda paliza!
Por ahora es un inicio, unos pequeños bancales en los que he plantado lechugas (uf, no sé si aguantarán), calabacines y pimientos de padrón.
Una ilusión que se multiplicó por mil al divisar en un campo cercano unos ciervos que brincaban con saltos gráciles sobre la pradera. Naturaleza, divino tesoro.

El calabacín
Ciervos reales
Las lechugas parecen mustias. ¿Me sorprenderán?


martes, 1 de mayo de 2012

Besos verdes



Querid@ seguidor de mi caótico blog:
Este año está de moda el verde.
Sí, tú y yo sabemos que nos encanta. ¡Qué aburrida sería la vida sin poner a alguien verde!, ¡cómo nos gusta cuando la noche se pone verde!... Hoy estoy muy verde así que te voy a sorprender con algo muy, pero que muy  verde... ¡Mis plantas! Espero que las mimes, les hagas carantoñas y las pongas muy  verdes.
Besos verdes

@Huerta_caotica
mijardinmihuertoyotrasplantas.blogspot.com.es

jueves, 26 de abril de 2012

Semilleros "súper fashion"

Mis pequeñas macetas de diseño

─Ay, nena, mira que eres cutre. ¿A quién se le ocurre trasplantar esas matitas que han nacido en tu semillero a vasos de plástico?
─¡Pero Fifí, si me he vuelto loca buscando macetas pequeñas y no las he encontrado! Bueno, sí, pero con un precio desorbitado.
─Eres muy hortera, la verdad. Vamos, que solo a ti se te ocurre utilizar esa mierdecilla de vasos de los chinos.
Fifí, después de ofenderme con sus palabras (sí, esta vez lo había conseguido), se marchó a la inauguración de la tienda de lazos, sombreros y complementos para el pelo de su amiga Cloti, "la tienda más "in" de todo Madrid", según me dijo con su voz chillona.
Molesta por sus ofensas a mis plantas, decidí darles un toque de glamour y diseñé unos carteles para indicar qué había en cada vasito y en los maceteros recién comprados.
Fifí apareció al día siguiente, observó mis nuevos diseños y percibí un leve tic nervioso en su cuello.
─Nena, me has sorprendido. ¿Quién te ha hecho los carteles?
─Yo solita, querida.
─Pues te han quedado súper fashion, pero no sé qué es eso de @Huerta_caotica y el nombre de abajo, http://mijardinmihuertoyotrasplantas.blogspot.com.es/
─La dirección del vivero de un amigo de Franklin Garden.
─¿Y te pagan por poner ahí la publicidad?
─No.
─Siempre tan tonta...
Ay, Fifí, si supieras que @Huerta_caotica es mi dirección de twitter y que debajo está el enlace al blog en el que relato mis avances hortícolas y nuestra amistad, me matarías... ¡Pero como tú eres tan lista no te has dado cuenta!

El calabacín con su cartel


Mi cultivo de caléndulas


domingo, 22 de abril de 2012

Del semillero a la maceta

Es hora de trasplantar el perejil

Silencio. Adoro el silencio absoluto, sin música, sin tele de fondo, sin radio... Silencio roto por la naturaleza. El domingo exprimí mis horas de soledad y aproveché para cuidar mi jardín y relajar mi alma. Los semilleros, rebosantes de brotes solicitaban mi ayuda. Guantes, tierra, maceteros... Un no parar y mucha felicidad. 

Los calabacines, los reyes de mi huerto

Los semilleros en ebullición. Al fondo, perejil. Delante, caléndulas



viernes, 20 de abril de 2012

Vida secreta de una amistad. 20 de abril

El restaurante de nuestras confidencias


20 de abril. El portazo de un coche me pone en alerta. Ha llegado. Llama sin fuerza, entra con el rímel corrido tras retirarse las lágrimas y se sienta frente a mí.
20 de abril, la fecha que Fifí no puede borrar de su corazón y le recuerda cada año Celtas Cortos.
Agarro su mano para transmitirle un poco de mi fuerza. Ella no puede ni hablar. Hace años un día como hoy Fifí perdió lo más importante de su vida y la inocencia se esfumó de su ser.
Aquella mañana su primer marido desató sobre su cuerpo toda la ira y la maldad que su belleza ocultaba. Fifí fue su saco de boxeo y sufrió los envites de sus puñetazos, sus patadas y la cobardía de aquel hombre miserable.
La encontré desmayada sobre la alfombra beige de su salón, su sangre se esparcía sin control, los ojos estaban desorbitados. Llamé al 112, la tomé entre mis brazos, la abracé y lloré de desesperación, de impotencia, de dolor...
La ambulancia la trasladó hasta el hospital. Los sanitarios me interrogaron para saber qué había ocurrido. Fifí me había llamado, con un hilo de voz me pidió ayuda y supe que él la había maltratado, el muy cabrón. El dolor de Fifí fue mayor al día siguiente cuando le informaron que había perdido el bebé que esperaba y ya no podría tener más hijos.
─Ayúdame, no quiero que nadie sepa lo que me ha ocurrido ─me suplicó con su cara desfigurada nada más recobrar el conocimiento.
─Debes denunciarle.
─No, no puedo.
Pese a mis intentos, Fifí se negó. En unas horas organicé nuestra huida hacia adelante. Durante un mes nos encerramos en mi casa de la playa hasta que se curaron sus heridas externas.
Un día cambió, se volvió la Fifí que todos conocéis: histérica, pija, glamurosa, siliconada y obsesionada por su físico. Pero en lo más recóndito de ella está su corazón, su belleza, su dolor.
Nunca más hablamos del tema. Solo nos reservamos un día, el 20 de abril.
Este año Fifí me ha querido mimar invitándome a un restaurante plagado de flores y un tratamiento de peeling facial. Un día de amigas que ocultan un secreto.
─Temo que algún día vuelva a aparecer.
─No sufras, Fifí, no lo hará.
Ella nunca lo sabrá, pero mi afición a los libros policíacos, mis deseos de venganza, mi defensa por una amiga y, cómo no, el dinero pueden solucionar muchas cosas. Pero ese es mi secreto y jamás lo revelaré.

miércoles, 11 de abril de 2012

Arturo y su calabacín

Mis calabacines, viento en popa a toda vela

─¡Nena, me ha dicho tu marido que vais a organizar una súper fiesta en casa para recibir al nuevo jefe del bufete! ¡Cuenta conmigo! Ay, ya estoy pensando qué modelo ponerme, he visto un vestido en un escaparate de Serrano que es ideal...
Fifí siguió con su monólogo más de media hora. No me apetecía ni escucharla, ni la fiesta en casa, pero hay veces en que debo "cumplir" con la faceta de amiga y esposa perfecta. Hoy era uno de esos fatídicos días.
La noche se me antojaba insoportable. Fifí estaba loca de emoción porque iban a acudir varios clientes "famosillos" del papel couché y no podía controlar sus ansias de codearse con ellos. 
─Eres una aburrida, nena, podías estar más contenta. ¡Me han dicho que tal vez venga la Lomana, mi ídolo!
─Fifí, esa gente es igual que nosotras. No sé por qué te producen admiración.
─Rancia, que eres una rancia.
A las nueve y media los invitados llegaron e invadieron mi espacio. Tras los saludos, sonrisas falsas y conversaciones absurdas, me escapé un momento al jardín. Mis lechugas no tenían buena cara y esa era mi mayor preocupación.
─Tienes un jardín precioso.
Sentado en el balancín estaba Arturo, el nuevo jefe del bufete, un hombre callado que no se prodigaba en elogios.
─Gracias, es mi gran afición.
─También la mía, aunque a mí me gustan más los bonsais.
─Yo soy muy impaciente y no soporto esperar tanto tiempo para ver nacer una hoja. 
─¿Qué son esos brotes?
─Es mi plantación de lechugas. Estoy sufriendo mucho. Trasplanté algunas de los semilleros y han perecido, aún tengo que experimentar más... ¡Pero mira qué bonitos están los calabacines!
─Es impresionante, ¿hace cuánto que los plantaste?
Sin darnos cuenta las horas pasaron entre esquejes, bonsais, pimientos de padrón, caléndulas... El bullicio del interior se fue apagando.
─Parece que la fiesta está terminando. Te felicito, has sido una fantástica anfitriona y hacía mucho que no me lo pasaba tan bien.
─¿No pensarás irte sin un plantón de calabacín?
─¿Me regalas uno? ¡Me haría mucha ilusión!
─Te lo doy con una condición: deberás mandarme fotos por mail para ver su evolución.
─Cuenta con ello, y si quieres un día nos vamos al botánico.
─Me parece perfecto.
Al irse con la pequeña maceta en sus manos, mi marido me miró con cara descompuesta.
─¿Qué hace Arturo con una de tus lechugas?
─Es un calabacín y se lo he regalado.
─Ay, va a pensar que estás más loca de lo normal.
─Te equivocas, está encantado, a él también le gusta la horticultura. ¿Dónde está Fifí?
─Dormida en el sofá, me parece que tanto roce con los famosos y tantos vodkas le han pasado factura. 

martes, 10 de abril de 2012

¡Qué pena más verde!


Por impaciente y desalmada, debo confesar entre lágrimas que las lechugas que trasplanté a los vasos de chupitos (¿será por el alcohol?) han perecido. Ahora las dudas me machacan: ¿las habré trasplantado antes de tiempo?, ¿habrán sufrido una insolación?, ¿habrán fallecido por notar mi ausencia durante estos días?, ¿y si hubiera esperado a que tuvieran cuatro hojas como he leído en varios foros? Ay, qué mal me siento, y encima Franklin Garden, el único hombre que me entiende, se ha ido un mes a su país... No sé sobre qué hombro llorar mis verdes penas...

¡A Dios pongo por testigo que no dejaré que el resto de mis lechugas fallezcan!, he gritado esta tarde desesperada al estilo Vivien Leigh en "Lo que el viento se llevó! (O eso voy a intentar)



martes, 3 de abril de 2012

Locura de semilleros


Lechugas y calabacines en los semilleros

Mi negativa a ir esta Semana Santa a Sancti Petri ha desencadenado una crisis con Fifí. Nadie me entiende, pero hacía tiempo que no vivía unos momentos tan felices. Ver cómo mis plantas van creciendo y cómo agarran a los semilleros me llena de orgullo y satisfacción, que diría el rey. Estoy loca de emoción, no pienso en otra cosa y no voy a abandonar mis semilleros por ir a lucir palmito a la costa. Además las dudas hortícolas me corroen: ¿qué hago con las lechugas?, ¿elimino algún brote para que sobreviva alguna?, ¿mantengo todas para más tarde trasplantarlas?, ¿por qué tardan tanto en brotar los pimientos de padrón?, ¿picarán?. ¡Y temo que el perejil y las caléndulas me invadan! Por Dios, que me voy a arruinar en maceteros.
Al final Fifí va a tener razón y mi faceta de "horticultora de iniciación" va a ser más cara que comprarme un bolso de Prada... Si supiera que lo material no aporta la emoción de lo natural. Pero esta afirmación Fifí jamás la entenderá.

La invasíón de las caléndulas y el perejil

El pimiento de padrón me hace sufrir
  



miércoles, 28 de marzo de 2012

Lágrimas de calabacín


─¿Por qué lloras?
─Porque acaba de brotar el calabacín y sueño con la crema, el zarangollo o el pisto que tal vez algún día pueda hacer. Me emociona ser tan feliz.
─¡Pero si solo es una pipa con un mini-tallo verde!
─Ay, qué poca sensibilidad hay por el mundo...

Y las lechugas van tomando cuerpo

lunes, 26 de marzo de 2012

Soy una pálida extaterrestre

E.T., mi familiar directo
 
─¡Estás muy pálida! Ay, nena, que temo que dé una lipotimia. Venga, siéntate... ─Fifí mostró una preocupación real al ver mi mala cara─ ¿Qué te ha sucedido?, ¿estás mareada?
Negué con la cabeza y callé. ¡Cómo explicarle que mi palidez era producto de mi empatía con los cactus! ¡Cómo decirle que mi semillero de cactus se estaba estropeando y que el color verde se estaba transformando en blanco! ¡Cómo contarle mis penas semilleras! Los cactus, blancos; las petunias sin nacer y el brote que creí que era de un calabacín resulta que es de una caléndula.
Sí, estoy blanca como mis cactus. ¿Acaso seré familiar directo de E.T., el fantástico extraterrestre de Steven Spielberg que palidecía y enfermaba como la flor?, ¿seré una alienígena?... Demasiadas dudas para una maceto-huertana extraterrestre de iniciación. "¡Mi cactus, mi cactus!", musito levantando el dedo hacia el semillero.

¿Por qué están blancos mis cactus?