lunes, 11 de junio de 2012

El robusto calabacín

Evolución del calabacín y la ensalada de "mi lechuga"

Mi cara refleja la felicidad. Resplandece bajo los rayos de sol que aterrizan sobre el jardín. Demasiada euforia.
─Nena, ¿por qué estás tan contenta?
─Ay, Fifí, no te imaginas lo grande que es, me tiene loca. Enorme.
─Cuenta, cuenta...
─Su forma es perfecta, robusto, duro...
─Sigue, sigue...
─Grande, pero en su justa medida...
─¿De quién es?
─Mío, solo mío.
─No seas tan acaparadora.
─Es que me ha costado mucho conseguirlo.
 ─Querida, ¿a quién pertenece ese gran miembro masculino?
─Mmm... No te entiendo...
─Robusto, grande, perfecto, duro...
─¡El calabacín, Fifí, el calabacín! Está que se sale... Vente mañana a comer, que te vas a chupar los dedos con mi gran calabacín... Y de primero, lechuga del huerto.
─Nena, cada día estás peor.

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