Al estilo Jesulín de Ubrique confieso en dos palabras que soy una: "im-paciente". No soporto la espera o me desespera la intriga, el misterio... Este año mi duda es naranja o eso creo porque realmente no sé si es naranja, ni si existe o es una ilusión óptica que me perturba y me turba.
En primavera decidí plantar unas cuantas semillas de zanahorias. Poco a poco brotaron unos tallos verdes ("súper ideales", que diría Fifí). Las hojas tomaron cuerpo, lucen su belleza y las muy cucas ocultan bajo la tierra su fruto: la zanahoria. Ahora estoy con un sin vivir: ¿habrá zanahorias bajo los tallos?, ¿cómo sabré que están listas para ser devoradas?, ¿serán grandes o pequeñas?, ¿qué forman tendrán?
Mientras, Fifí insiste en saber si este año me dignaré a aparecer por Sancti Petri pero yo, sinceramente, solo pienso en mi "misterio-zanahoria".