jueves, 12 de julio de 2012

Tomates con el culo negro y gusanos verdes

El gusano cabrón zampándose mi tomate
El taconeo insistente de Fifí me molesta y desconcentra.
─Nena, ¿qué haces tirada en el suelo junto a los tomates y con una lupa pegada a tu ojo?
─Calla, Fifí, hoy no estoy de buen humor.
─Tú nunca estás de buen humor... ¿Qué haces?
─Intento atrapar a los invasores.
─Ay, nena, explícate, que no me entero.
Retiro la lupa de mi ojo, seco la lágrima que rueda por mi mejilla. y desahogo mi drama:
─Fifí, estoy sin vivir en mí. Sufro por mis tomates y no sé si podré salvarlos. Esta mañana he descubierto que muchos de ellos tienen el culo negro. Después de investigar por las redes, me han explicado que padecen "podredumbre apical", una deficiencia de calcio que se produce por el exceso o falta de riego. Rápidamente he disuelto un vaso de leche en un litro de agua y los he regado para ver si soluciono su mal. Pero los problemas no vienen solos y, entre riego lácteo y riego lácteo, he visto unos agujeritos en un tomatito... ¡Un gusano verde cabrón se lo estaba comiendo!
─Nena, ¡qué horror!
─Sí, Fifí, el gusano cabrón se llama "Tuta absoluta". Un drama. Así que me voy al vivero para que Franklin Garden me aconseje qué hacer... Ay, a este paso voy a tener que ir al psicoanalista... ¿Quién me pone la pierna encima?
─Nena, ¿quién iba a pensar que unas tomateras te darían tantos quebraderos de cabeza?

El culo negro de mis tomates


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