martes, 29 de octubre de 2013

Último tomatico de la temporada

Tomatico otoñal

─¡Ahí está, ahí está, ahí está...! ─canturreo con emoción como si fuera Ana Belén.
─¿La Puerta de Alcalá? ─pregunta mi marido inmerso en las páginas económicas del periódico.
─No, ahí está uno de los últimos tomates de la temporada. No sé si crecerá, pero me emociona esta pequeña reminiscencia del verano con sabor a primavera.
─Desconocía tu faceta poeta.
─Ay, desconoces tanto de mí ─murmuro mientras contemplo con emoción el tomatico.
─¿Qué has dicho?
─Nada, tonterías...
─Parece que la prima ha bajado.
─¿Qué prima?
─La de riesgo.
─¿El riego automático?
─No nos entendemos, amor. Será mejor que sigas con tus tomates y yo con la economía.

domingo, 27 de octubre de 2013

El otoño ya está aquí

Una hoja del otoño

El cambio de horario, la noche que acecha con prontitud, los colores ocres, el frío... Me siento como las hojas del otoño que vuelan hasta caer al suelo. En el maceto-huerto solo aguanta una tomatera que insiste en mostrar sus flores amarillas y dos pimientos que crecen lentamente.
Fifí, en cambio, está feliz: es hora de guardar la ropa de verano y renovar el vestuario. Cada día que viene a casa intenta convencerme para que la acompañe y me muestra sus últimas adquisiciones.
─Nena, anímate. ¡No ves que en invierno hay que ponerse más ropa y más accesorios!... Nunca te entiendo... Vale, lo sé, odias ir de compras pero seguro que si lo intentas al final le coges el gustirrinín... Venga...
─Fifí, no me hartes.
─Mustia, eres una mustia. Por cierto, no te quería decir nada pero ese corte de pelo que te has hecho no te favorece nada, estás horrorosa.
─Eres un sol, Fifí.
─¡Pero si te lo digo desde el cariño!
─¡Menos mal! Hala, vete de compras y déjame con mi pena.
─¿Pena?
─Sí, Fifí, pena por sentir la cercanía del invierno, el frío... Ver cómo mueren muchas de mis plantas de temporada... Pena, Fifí, mucha pena.
─Eres más rara... Pero bueno, aunque cada día me cueste más, te quiero. ¡Huy, te dejo que he quedado con Maca para ir a la milla de oro y voy a llegar tarde!
─Adiós, Fifí, vete como el verano.
─¡Ay, nena, tómate un lexatín que estás fatal!