martes, 9 de abril de 2013

Hortensias en Shangai

Explosión de hortensias

Mi carácter está íntimamente unido al tiempo. Tanta lluvia y tanto frío me empiezan a desanimar. Desde el ventanal observo cómo pasa el tiempo. Me acurruco como un gato en mi sofá con mi pereza, mi mal humor y un buen libro.
El móvil me despierta de mi duermevela.
─Nena, paso a buscarte en media hora. Nos vamos a Shangai.
─Ay, Fifí, deja de decir tonterías. No me da tiempo a preparar la maleta.
─Que no, tonta, que te llevo al vivero Shangai, el mejor de la ciudad, para que te animes y abandones tu fase cactus, que últimamente estás insoportable.
─Pero...
─No hay pero que valga. ─remató Fifí antes de colgar y dejarme con mil excusas sin decir.
Al llegar al vivero sentí que mi optimismo brotaba como las hortensias. La sonrisa se pegó a mi cara y disfruté al pasear entre los pasillos repletos de tulipanes, margaritas, jazmines de agua... Mi respiración se aceleró ante la infinidad de plantas de sus naves. Tomé unos cuantos plantones de pimientos, berenjenas y tomates ─ay, este año no puedo hacer semilleros─, muchas flores: petunias, margaritas..., una colección de cactus para crear centros y sustrato.
─Fifí, este lugar es el paraíso.
─Ay, nena, con que poco te conformas. Ya sabía que te iba a encantar, es uno de los viveros más grandes de Madrid y, según me ha dicho Maca, el más glamuroso.
─No esperaba menos de ti, Fifí. Esta vez sí que has acertado. Eres fantástica.
─Venga, no te pongas tontorrona que no va con tu carácter arisco.



1 comentario:

  1. Uff, no te imaginas como está la planta que me regalaste. Ha sobrevivido al invierno y está creciendo. Sólo le falta sol para lucirse. Estamos todos deseando ver color y no todo gris y mustio.
    Besos.

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